Hacer consciente lo inconsciente; dejarse guiar por la creatividad para que el Corazón pueda sentirse seguro y expresarse. Conectarse de nuevo con la esencia de ser niño. Unir la creatividad con la razón.
Crear sin juicios, escuchárse y aceptar.
Es reconocer nuestros sentimientos y poder descargar su emocionalidad.
Con el hemisferio izquierdo del cerebro procesamos la escritura, la razón la lógica, mientras que con el derecho, somos creativos, pensamos en imágenes, y colores. Es necesario entonces unir los dos cerebros en este tipo de procesos, para sanar, crear, y mantener alineado y en balance nuestro ser.
Empleamos ejercicios que utilizan las rayones, colores e imágenes, inundándolos durante el procesos con la escritura.
Al dejar que la creatividad fluya, el alma, el subconsciente, el ser interior, empieza a hablar. Sin importar como lo llamamos, es volver a la esencia de lo que somos, para despertar aquello que verdaderamente sentimos, para hacerlo visible y así empezar a aceptar.
Cuando aceptamos, descargamos la emocionalidad, cambiamos las perspectivas de la situación, logramos encontrar más calma, aceptación y paz en nuestro ser.
Eso es la consciencia creativa.
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